
El mercurio suele estar presente en la atmósfera sólo en cantidades muy pequeñas, en comparación con otros contaminantes. Pero no se descompone, y después de ser retirado de la atmósfera se puede convertir en una forma más tóxica, metilmercurio. Aún en lugares que se cree son prístinos, la forma más tóxica puede volverse muy concentrada cuando se transporta a través de la cadena alimenticia."Para cuando el mercurio llega a la cima de la cadena alimenticia, su concentración puede haber aumentado en un factor de un millón de veces; puede pasar de ser casi indetectable en el aire, a resultar tóxico para organismos grandes", advierte Philip Swartzendruber, un estudiante doctoral en ciencias atmosféricas de la Universidad de Washington, miembro de un equipo que empezó a tomar mediciones de los niveles de mercurio atmosférico a comienzos de 2005 en la cima del Monte Bachelor, en las inmediaciones de Bend, Oregón. A cerca de tres kilómetros de altura, la estación está lo bastante por encima de la superficie como hacer lecturas del fondo de la troposfera libre, donde las sustancias tales como el mercurio, el dióxido de carbono y el ozono pueden viajar grandes distancias y permanecer durante mucho tiempo en el aire. La troposfera libre se extiende aproximadamente desde 1.500 a 12.000 metros de altura.
Las mayores fuentes naturales de mercurio son las emisiones de los volcanes y la evaporación desde los cuerpos de agua. No obstante, gran parte del mercurio encontrado en la atmósfera y en los ecosistemas hídricos, proviene de actividades ocasionadas por el hombre.

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